miércoles, 4 de julio de 2012

Olimpismo y “Deporte para todos” Prof. Emérito Daniel POYÁN Prof. Dr. Norbert MÜLLER Universidad Complutense Madrid Universidad de Maguncia (Alemania) Miembro Buró Comité Int. Centro de Estudios Olímpicos Pierre de Coubertin Presidente Comité Int. Pierre de Coubertin Aparentemente se trata de un planteamiento paradójico. Pekín lo volverá a demostrar: lo único que cuenta es la plusmarca olímpica. Aunque el deporte popular no tenga sitio en Olimpia, vamos sin embargo a ocuparnos de esta cuestión. Antes que nada, parece necesario acotar el concepto “Deporte para todos”, que engloba, por un lado, la práctica a nivel popular de todos los deportes, olímpicos y no olímpicos. El rendimiento individual no es lo más importante en el nivel inferior o medio. No obstante, queda garantizada la función de enlace con el deporte de elite y de alto rendimiento. Esta es la descripción habitual hasta alrededor de 1970. Por otro lado, el “Deporte para todos” abarca múltiples actividades deportivas, desde la infancia hasta una edad avanzada, en las que coinciden elementos del deporte de competición, de las formas tradicionales del juego y del deporte, pero también disciplinas deportivas y formas de ejercitarse de nueva creación. En él no está prevista una medición formal del rendimiento, aunque en algunos ámbitos no se excluye (por ejemplo, carreras, natación, marchas y pruebas ciclistas populares, Challenge Day). Este segundo ámbito ha pasado a un primer plano durante los últimos treinta años. 1. Olimpismo y “Deporte para todos” en la Historia de las ideas1 Ya en la primera versión de la reglamentación del COI (1894) se cita como tarea del Comité “adoptar todas las medidas convenientes para llevar el deporte moderno por los cauces deseables”. Con ello, la comisión reglamentaria olímpica incluye el “Deporte para todos” en igual medida que el deporte de alta competición. COUBERTIN tuvo en sus años jóvenes la genial idea de renovar los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, pero sus intenciones iban, desde un principio, mucho más allá de la celebración cada cuatro años. El hombre del siglo XX debe aprender a experimentar el deporte como componente fundamental de su calidad de vida, en una relación armónica de sus capacidades corporales e intelectuales dentro de un marco cultural-estético. 1 Las siguientes reflexiones están basadas en los textos de Pierre de Coubertin (1863-1937), recogidos en la recopilación publicada en 1986 con sus textos más importantes sobre Pedagogía, Olimpismo y práctica deportiva. Ver MÜLLER, N./IOC (Ed.): Oeuvres choisis de Pierre de COUBERTIN. 3 Volúmenes. Zürich/Hildesheim/Nueva York. Weidmann, 1986. Vol. I “Révélation”. Introduction générale, choix et présentation des textes : Georges Rioux. Vol. II “Olympisme”. Introduction, choix et présentation des textes : Norbert Müller. Vol. III “Pratique Sportive”. Introduction, choix et présentation des textes : Norbert Müller et Otto Schantz. Avec une bibliographie des oeuvres de Pierre de COUBERTIN, établie par Norbert MÜLLER et Otto SCHANTZ. En sus “Memorias olímpicas”, COUBERTIN expresa con claridad su postura sobre el “Deporte para todos”: “El deporte no es un artículo de lujo, no es una ocupación para ociosos ni una compensación por el trabajo intelectual. El deporte es una fuente de perfeccionamiento interno para cada persona. La profesión no tiene nada que ver con ello. Antes bien, el deporte es un regalo irremplazable que le es dado a todas las personas en igual medida. Desde una perspectiva étnica tampoco existe diferencia, ya que, por naturaleza, todas las razas disponen del deporte como de algo propio y en igualdad de derecho.”2 COUBERTIN establece en sus escritos cuatro condiciones para este tipo de deporte: - motivación suficiente - facilidad de asimilación - realización económicamente moderada - posibilidad de llevarlo a cabo toda la vida (Lifetime-Sport)3 Los participantes en los Juegos Olímpicos eran para COUBERTIN los referentes de las generaciones jóvenes, que cambian cada cuatro años: “Para que cien formen su cuerpo, hace falta que cincuenta hagan deporte, y para que hagan deporte cincuenta, es necesario que veinte se especialicen; pero para que se especialicen veinte, es necesario que cinco sean capaces de lograr rendimientos máximos.”4 Esta premisa del pensamiento de COUBERTIN ya no tiene validez absoluta para todos los deportes. Esto quedó en evidencia con los resultados fuera de lo normal de países pequeños, como en la antigua RDA, y todavía hoy en Cuba, gracias a sus importantes sistemas de fomento del deporte de alto nivel Esta observación es válida fundamentalmente para los deportes individuales. Los deportes típicos de equipo, como, por ejemplo, el fútbol, no pueden prescindir de una base popular. 2. El Movimiento olímpico y el “Deporte para todos” en el contexto histórico El objetivo inicial de Pierre de COUBERTIN con la introducción del deporte era la educación de la juventud francesa según el ejemplo anglosajón; muchos de sus textos de los años entre 1888 y 1900 así lo demuestran. No obstante, él mismo recurrió a la internacionalización del deporte y, de esta manera, a la refundación de los Juegos 2 COUBERTIN: “Memorias Olímpicas”. Frankfurt, Limpert, 1959, pág. 212. 3 Ver MÜLLER, N.: “The Significance of ‘the practice of Sport’ in Coubertin’s Writings for the Olympic Movement today. La signification de la pratique sportive dans l’Oeuvre de Pierre de COUBERTIN pour le Mouvement Olympique d’aujourd’hui ». Conférence à la 7éme Session de l’AIO pour Educateurs. Olympia, 1986. Pág, 10. Ver SCHANTZ, O./MÜLLER, N. : Préface. En Oeuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol. III : Pratique sportive, pp. 1-22 4 COUBERTIN: Les assises philosophiques de l’Olympisme moderne. En : OEuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol. II, pág 436. Olímpicos, para que, a través del empuje hacia fuera (internacionalización), se lograra un proceso de cambio de actitud y un acercamiento al deporte (popularidad) en la opinión pública francesa.5 En el congreso de 1894 en la Sorbona de París, que en principio sólo debía ocuparse de las disposiciones internacionales sobre el amateurismo, no se pensaba únicamente en el deporte de alto rendimiento, sino, en igual medida, en todo tipo de competición nacional o internacional y en la reglamentación necesaria para ello. Un año después de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna de 1896 en Atenas, el COI convocó un Congreso Olímpico en El Havre, en el que figuraban en el centro de las discusiones las cuestiones básicas de la educación física, especialmente en el ámbito escolar. Con ello, el COI se acercó muy temprano, gracias a la actuación de Coubertin y en contra de la voluntad de algunos de sus miembros, a los principios de una educación física moderna. Esta inquietud fue mucho más notable durante el III Congreso Olímpico, que tuvo lugar en 1905 en Bruselas. Además del deporte escolar, se trataron especialmente las cuestiones del deporte femenino, del ejercicio físico en las zonas rurales, en las áreas metropolitanas y en los ámbitos pedagógicos especiales, como la educación social especial y penitenciaria. COUBERTIN se mostró muy satisfecho con los resultados del Congreso de Bruselas, ya que había sido capaz de mostrar con claridad a la opinión pública el compromiso con la educación deportiva de todos los grupos sociales de su por entonces aún joven Movimiento Olímpico. Y esto en un momento en el que el Movimiento Olímpico aún no gozaba de una proyección internacional destacable, lo que hay que achacar a los accidentados Juegos de 1900 en París y a los Juegos Olímpicos de 1904, que pasaron inadvertidos al celebrarse en el marco de la Exposición Universal de San Luis en la lejana América. Por tanto, durante la primera década de ese siglo, COUBERTIN se comprometió más aún con el establecimiento de un movimiento deportivo popular en Francia, de lo que dan testimonio numerosos llamamientos escritos, pero también la creación de un “Diplôme des Débrouillards”, una especie de diploma o distinción, además de numerosas iniciativas organizativas para el deporte popular, como la fundación de la “Societé des Sports populaires” (Sociedad de deportes populares).6 En 1913 se celebró en Lausana otro Congreso Olímpico bajo el lema “Psicología deportiva y Fisiología deportiva’, en el que llegó a presentar un texto autobiográfico sobre la experiencia deportiva a lo largo de su vida el presidente norteamericano Theodore ROOSEVELT. La conclusión principal resultó ser que todo tipo de esfuerzo deportivo, ya sea deporte de competición o popular, no debe fortalecer únicamente el cuerpo, sino, en la misma medida, la fuerza moral del individuo. Después de la I Guerra Mundial, COUBERTIN se sintió reforzado en su postura de que el Olimpismo debía abrirse a todo el mundo y que, en vista de las convulsiones mundiales y los contrastes sociales existentes, podía jugar un importante papel con vistas al apaciguamiento social. Con esfuerzo logró la aprobación por parte de los miembros del COI para organizar un Congreso Internacional de Deporte Popular en 1921 en Lausana, que no llegó a celebrarse. 5 Respecto de este desarrollo, ver ‘Perspectives historiques de l’Olympisme’, en Oeuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol. II, cap. 1, pp. 23-308. 6 Ver al respecto: ‘Sport pour tous’, en MULLER, N./SCHANZ, O.: Oeuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol. III, cap. 2.4, pp. 583-621. Su lema ante los miembros del COI en 1919 fue “tenemos que llegar a las masas”7. También lo fue ante la opinión pública, pero sin ser comprendido. Entonces no se entendía muy bien la responsabilidad del COI respecto del deporte popular, ya que no se podía o quería comprender el enfoque filosófico de COUBERTIN y las consecuencias sociales resultantes del mismo. Los Juegos Olímpicos de 1912 en Estocolmo y de 1920 en Amberes, la creación de federaciones deportivas internacionales y el reparto de competencias entre el COI, los CON y las FI durante el Congreso Olímpico de París en 1914 le habían otorgado al Movimiento Olímpico una estructura firme y unas competencias claras y, de esta forma, lo habían estabilizado, a pesar del espanto de la Guerra Mundial. El prestigio creciente de los Juegos Olímpicos y la progresiva importancia de las competiciones deportivas internacionales de alta competición exigieron toda la atención del COI, de las Federaciones Internacionales y de los CON participantes en los Juegos. El deporte popular, que a nivel nacional era propuesto de forma muy diferente a través de organizaciones estatales o privadas, no era de su incumbencia. En su despedida de la presidencia del COI, COUBERTIN convocó en 1925, por última vez, un Congreso Olímpico en Praga enfocado hacia la pedagogía deportiva. Sin embargo, el asunto dominante fue la cuestión amateur en un congreso paralelo del COI con las Federaciones Internacionales. En su discurso de despedida ante ambos congresos, COUBERTIN anunció nuevas iniciativas dentro del campo pedagógico para facilitar a todo el mundo la posibilidad de practicar deporte y ser así más feliz en la vida.8 En noviembre de 1925 se fundó en Lausana, por iniciativa suya, la así llamada Unión Pedagógica Universal, que elaboró una “Carta de la reforma educativa”. Junto al “Derecho a la educación” se planteó el “Derecho al deporte”. Una conferencia sobre el “papel pedagógico de la ciudad moderna” que tuvo lugar en 1926 en Lausana recomendó a este respecto el desarrollo de centros deportivos municipales, en los que, siguiendo el ideal del “gimnasio de la antigüedad” se debía ofrecer a todo ciudadano la posibilidad de practicar deporte de forma gratuita.9 Los contactos que tuvieron lugar en Bruselas en 1926 y 1927 con el movimiento internacional del deporte de los trabajadores no se tradujeron en acciones concretas; más apoyo, al menos de índole moral, se logró a través de sus contactos con la Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra entre 1926 y 1929.10 Para poder luchar adecuadamente contra la descalificación pedagógica del deporte, COUBERTIN fundó en 1926 una Oficina Internacional de Pedagogía Deportiva, cuyo trabajo consistió en la publicación de un boletín en varios idiomas con ensayos sobre la relación entre el deporte y la educación.11 7 COUBERTIN: ‘XXVe anniversaire des Jeux Olympiques. Discours prononcé par le Président du CIO à la cérémonie commémorative, Lausanne avril 1919’. En L’Idée Olympique. Discours et essais. Editado por el Carl-Diem-Institut. Schorndorf, Hofmann, 1966, pág. 74. 8 Ver COUBERTIN: ‘Discours prononcé à l’Ouverture des Congres Olympiques à l’Hôtel de Ville de Prague le 29 mai 1925’, en OEuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol II, pp. 405-410. 9 COUBERTIN: ‘Les résultats de la conférence de Lausanne. Lettre au président de l’Union Int. des Villes’, en U.P.U. III, années 1926-1927, pp. 6-7. 10 Ver CHOLLEY, P.: Pierre de Coubertin. La deuxième croisade. Lausana, COI, 1996. 11 Al respecto existen varios libros, entre otros, la segunda autobiografía de COUBERTIN, las ‘Memorias Olímpicas” (Memoires olympiques. Lausana, BIPS, 1932). La “Carta para la reforma del deporte”, publicada por la misma Oficina, fue presentada el 13 de septiembre de 1930 en una reunión de la Sociedad de Naciones en Ginebra. En ella se reclama, en primer lugar, la clara diferenciación entre ejercicios físicos, educación física y deporte de competición, y en segundo lugar, la creación de una prueba de forma física para todo el mundo, siguiendo el ejemplo de la insignia deportiva sueca o alemana.12 Aunque COUBERTIN se expresó en público de forma optimista sobre el éxito de estos trabajos, percibió rápidamente la poca aceptación que tuvieron esas ideas. En 1931 escribió resignado: “La parte de mi trabajo referida al pueblo quedará sin efecto.”13 Diversos llamamientos, como sus mensajes a la juventud deportista de todas las naciones de 1927 desde Olimpia, a los participantes en los Juegos Olímpicos de Amsterdam de 1928 o a la juventud americana en 1934, demuestran su creencia firme e inquebrantable en sus principios de educación deportiva, formulados casi medio siglo antes.14 Sus fuerzas ya no alcanzaron más que a iniciar o a probar por su cuenta acciones en el ámbito regional de la ciudad de Lausana y del cantón de Vaud. Las poco exitosas iniciativas de COUBERTIN, primero como presidente de un COI que, por entonces, no disponía de medios económicos ni organizativos, y más tarde como personaje particular, nos parecen, desde un punto de vista actual, más consecuentes y comprensibles que a sus contemporáneos. En ellas se encuentran muchos planteamientos de la pedagogía deportiva moderna; la evolución de los ejercicios físicos a la educación física se encuentra en las ideas de COUBERTIN. Con los Juegos Olímpicos de París (1924), Amsterdam (1928), Los Ángeles (1932) y Berlín (1936), el COI no sólo había garantizado su permanencia, sino que los había convertido en un acontecimiento reconocido mundialmente y que, ya entonces, no podía abstraerse de las influencias políticas y comerciales. El “Deporte para todos” se extendió por muchos países como compensación al trabajo industrial, como oportunidad para un tiempo libre razonable y, en parte también, como reconocimiento de la forma de entender la vida de las diferentes clases sociales. 3. Conclusiones finales ¿Qué exigencias hay que plantear respecto del “Deporte para todos” en relación con el Movimiento Olímpico? 1. El “Deporte para todos” debe ir acompañado por el “Derecho de todos” a la práctica deportiva. 12 ‘La Charte de la reforme sportive’, en Bulletin du Bureau International de Pédagogie Sportive, nº3, Lausana, 1930, pp. 3-9. 13 COUBERTIN: ‘Lettre à Mme. De Navacelle’. Citada por EYQUEM, M.-T. : Pierre de Coubertin. L’épopée Olympique. París, Calman-Lévy, 1966, pág, 282. 14 Ver COUBERTIN: ‘A la Jeunesse sportive de toutes les nations’, en COUBERTIN: OEuvres choisis. Vol. II, pág. 412 ; ver COUBERTIN: ‘L’esprit sportif doit dominer toute autre considération’, Ibidem pág. 413; ver COUBERTIN: ‘Message à tous les athlètes à Amsterdam’, Ibidem, pp. 476-477; ver COUBERTIN: ‘Message à la jeunesse américaine’ en RIOUX, G. (Dir.): OEuvres choisis de Pierre de Coubertin. Vol. I. Zurich, COI, 1986, pág. 488. 2. El “Deporte para todos” en un sentido olímpico no puede quedar subordinado a ninguna finalidad externa que prive a alguien de su libertad personal. A quien practica deporte le corresponde elegir libremente, según COUBERTIN, cómo, para qué y cuándo quiere practicarlo o incluso renunciar a ello. 3. El “Deporte para todos” en un sentido olímpico debe garantizar la diversidad de las actividades deportivas y no otorgarle preferencia a ninguna forma o especialidad deportiva. (COUBERTIN: “¡Todos los deportes para todos!”) 4. El “Deporte para todos” proporciona alegría y satisfacción a más de mil millones de personas en el mundo: cuando COUBERTIN dice que “olimpizarse significa ser feliz” se refiere en especial al disfrute del deporte como “Deporte para todos”. 5. Descubrir el propio límite del rendimiento (por ejemplo, como corredor ocasional o como montañero), el esfuerzo individual del enfrentamiento deportivo (por ejemplo, el tenis o el atletismo), la competición por equipos (por ejemplo, el fútbol), también pertenecen, en un sentido olímpico, a la idea del “Deporte para todos”. 6. El universalismo olímpico requiere, en el sentido de una solidaridad olímpica bien entendida, la cooperación de los CON y de las organizaciones deportivas de todos los países para seguir desarrollando el “Deporte para todos”. Para ello es necesario que: - se proteja la identidad cultural de cada pueblo o de sus grupos étnicos, y con ello también su tradición deportiva; - se tengan en cuenta las diferentes condiciones, así como la estructura social y las pautas económicas y climáticas o los preceptos religiosos; - se desarrollen y extiendan instalaciones deportivas e instrumental asequibles; - se formen entrenadores y monitores para este tipo de programas; - se asegure la colaboración de los medios de masas, especialmente de la televisión.15 15 Ver al respecto: ‘Résolution sur le premier congres “Sport pour tous”. Frankfurt 1986’, en DEUTSCHER SPORTBUND: Int. Congress Sports for all. Frankfurt 1986, pp. 267-329. Ver también Final Document of the Second Sport for All Congress, Prague 1988.

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